viernes, 11 de febrero de 2011

Origen y difusión mundial de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón

"Ved; la litera de Salomón sesenta valientes la rodean, de entre los más valientes de Israel"

El Monasterio de la Visitación de Bourg ( Francia) fue la cuna de la Guardia de Honor; allí nació providencialmente el 13 de marzo de 1863, tercer viernes de cuaresma, día en que la Liturgia celebraba entonces la fiesta de las Cinco Llagas.

Enriquecida por S.S Pío IX con todas las indulgencias concedidas a la Archicofradía romana del Sagrado Corazón y otras indulgencias especiales, fue elvada a la dignidad de Archicofradía en 1878 para Francia y Bélgica y en 1883 para España. El número de sus centros canónicos no podría hoy enumerarse. Cuenta principalmente con veinte Archicofradías nacionales.

Pío IX, León XIII, San Pío X, Benedicto XV, Pío XI, Pío XII y un gran numero de prelados han sido inscritos sucesivamente en sus registros.

Pío IX reivindicaba como una de sus mas dulces glorías, su titulo de Primer Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús.

León XIII dijo al Excmo. Sr. Obispo de Belley: "Soy Guardia de Honor; me envían mi billete todos los meses y hago mi Hora de Guardia todos los días"

San Pío hacía su Hora de Guardia de 11 a 12; el 16 de enero de 1906 se dignó declararse protector especial de la Guardia de Honor.

En su Jubileo Sacerdotal, 1929, el Santo Padre Pío XI se dignó conceder a todos los asociados de la Archicofradía una muy especial bendición apóstolica en términos llenos de la mas paternal benevolencia hacia nuestra obra cuyo establecimiento había procurado con celo en Polonia antes de su elevación al Sumo Pontificado.

En fin, S.S Pío XII, después del homenaje de filial veneración que el Excmo. Sr. Obispo de Belley, le ofrecía en Roma en nombre de todos los Guardias de Honor , les enviaba a su vez el 9 de noviembre de 1947 su mas paternal bendición apóstolica.

Leemos en su Encíclica "Haurietis Aquas" :

Cuando tomamos el cargo del Soberano Pontificado, nos felicitábamos de ver este culto del Sagrado Corazón, propagarse felizmente en las naciones cristianas, triunfalmente, por decirlo así.

Nos hemos regocijado de los innumerables frutos de salvación que de ahí se derraman sobre la Iglesia entera.

¿No se cuenta la Guardia de Honor entre esas empresas variadas nacidas felizmente, capaces de renovar ese culto, siendo de las más adaptadas a las necesidades de nuestros tiempos?


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