lunes, 25 de abril de 2011

Prácticas de la Guardia de Honor.

Son tres las prácticas principales de la Guardia de Honor:

*La inscripción de los asociados en el cuadrante de la obra.
*La Hora de Guardia
*La preciosísima ofrenda.

Inscripción en el cuadrante.

Cuando Nuestro Señor inspiró a la vidente de Paray-le-Monial la misión de promover en el universo entero el culto de su Divino Corazón, precisó en términos indiscutibles cómo entendía que se practicase este culto diciéndole entre otras cosas:

Tengo un singular placer en ver mi amor honrado bajo la figura de un corazón de carne. Deseo que su imagen se exponga en publico a fin de conmover el corazón insensible de los hombres.

Y añadió: en todos los lugares donde esta esta imagen sea impuesta para ser singularmente honrada atraerá toda suerte de bendiciones.

Respondiendo a este llamamiento, la hermana María del Sagrado Corazón Bernaud VSM, por inspiración del mismo Sagrado Corazón y retomando las palabras dirigidas a Santa Margarita María Alacoque al fundar la Guardia de Honor toma por estandarte un cuadrante horario formado por doce estrellas teniendo en el centro la imagen del Sagrado Corazón de Jesús herido por la lanza con este lema: ¡Gloria, Honor, Reparación!

Exige, además, que los nombres de sus miembros ya inscritos en el registro de la Archicofradía conforme a los Decretos Pontificios, lo estén también en el cuadrante (que puede ser cuadrante de admisión o cédula de agregación)

En una época en que la religión de Jesucristo es desconocida o bien relegada a las Iglesias o sacristías y aún en algunas naciones es violentamente perseguida, nuestro Señor reclama culto público de fe, de reparación y de amor. Los Guardias de Honor se lo ofrecen con toda generosidad que merece el Corazón de su Rey y de su Dios ¡Rey mío, Dios mío!

El cuadrante puede exponerse en un oratorio, una capilla y sobre todo en la Iglesia al lado de un altar o de imagen del Sagrado Corazón. Puede también exponerse en el hogar familiar.

La Hora de Guardia.

Los mismos Asociados escogen su hora de Guardia diaria, no deben cambiarla si no por razones legítimas.

No es necesario pasar esta hora en oración, ni en la Iglesia. Diciendo un dia nuestro Señor a Margarita Maria Alacoque que quería ¡todo por amor, nada por la fuerza! parecía precisar ya la manera de hacer la Hora de Guardia. Todo se deja a la iniciativa personal. Cuando dan esta hora, los asociados, sin cambiar nada de sus ocupaciones ordinarias y sin dejar de cumplirlas lo mejor posible, van en espíritu al puesto de amor: El Sagrario. Allí ofrecen a Jesús sus pensamientos, palabras, acciones, alegrías, sus penas, etc. pero, sobre todo, el deseo de consolar al Corazon Divino con su amor. Durante la hora que pasan unidos, cuanto es posible a nuestro Señor, orando, trabajando, sufriendo bajo su divina mirada, los asociados hacen un acto de amor ofreciendo la pena y mortificación que haya en su trabajo, reiterando de vez en cuando la preciosísima ofrenda. Pero nada es obligatorio, cada uno sigue el impulso de su piedad y el atractivo de su alma para santificar esa hora bendita. La Hora de Guardia no causa, pues, a nadie ningún trastorno en sus ocupaciones o en el cumplimiento del deber, incluso en sus esparcimientos. Corresponde de hecho a la obligación de todo cristiano de santificar las acciones más indiferentes haciéndolas por agradar a Dios y cumplir sus santísima voluntad.

De esta manera la Hora de Guardia ha penetrado con facilidad maravillosa en las diversas clases de la sociedad, el hogar doméstico, la fábrica, el taller, la escuela, los hospicios, etc.

Mientras que en todas partes se olvida y se desconoce a Jesús, se procura incluso desterrarle. La Guardia de Honor le hace presente en todas partes.

El asociado debe tener mucho su Hora de Guardia. El buen Maestro sabe cuáles son aquéllos de sus queridos Guardias de Honor que a cada hora deben llegar a sus pies. ¡Su Corazón los espera, quién dirá las gracias que entonces les concede!

La Preciosísima Ofrenda.

La Archicofradía propone a sus Guardias de Honor como modelo de su piadosa función esta primera heroíca Guardia de Honor (la Virgen María, el apóstol San Juan y Santa María Magdalena), que siguió valerosamente a Jesús al Calvario, le consoló en el supremo abandono y fue testigo de la apertura misteriosa de su Sagrado Corazón. Esta primera Guardia le ofreció las primicias del culto de amor y reparación que los Guardias de Honor secundan hoy con tanto celo.

Una gracia incomparable recompensó la fidelidad de los Guardias de Honor en el Calvario: La Virgen María, el apóstol San Juan y Santa María Magdalena fueron llamados a recoger la efusión suprema de la Sangre y Agua que brotaron del Corazón traspasado del Salvador, ofreciéndola a Dios Padre, inauguraron por esta preciosa ofrenda una especie de participación del sacerdocio de Cristo que los Guardias de Honor reivindican hoy como porción escogida de su herencia.

Durante la Hora de Guardia cada asociado esta particularmente encargado de ofrecer ese cáliz de bendición del Padre Eterno. Puede hacerlo de una manera mental y desapercibida, al ir y venir, trabajar o sufrir, conversar incluso; un solo impulso del corazón basta.

En realidad, los Guardias de Honor continúan cerca del Sagrario la santa vigilia del Calvario reproduciendo su triple amor: con Santa María Magdalena el amor arrepentido, con San Juan el amor reparador y con la Virgen María el amor inmolado.

El fin de estas almas generosas es no solamente dar amor por amor, vida por vida a este Corazón que se agotó amándolas, si no también obtener el triunfo de la Santa Iglesia y la salvación de los pecadores por la aceptación de penas, amarguras, cruces con que la Providencia siembre su camino, y aun por voluntarias inmolaciones.

¿Quién podrá decir la gloria procurada a Dios por tales almas, la eficacia de sus súplicas, la perfección interior a la cual se elevan y los consuelos que prodigan al Divino Corazón?

Tales son el origen, el objeto, el fin y las prácticas características de la Guardia de Honor.

Sin Embargo, esta Archicofradía no es en manera alguna extraña a las demás asociaciones erigidas en honor del Corazón de Jesús.